Autor: Manuel V. Montesinos
Una cosa les he de confesar: hace bastante tiempo ya que perdí la ilusión por encender la televisión. De acuerdo, quizás exagere, pero no me pueden negar que en la parrilla queda poco que valga la pena. Será que no comparto los gustos que parece tener la audiencia, ese ente todopoderoso ante el que se postran las grandes empresas de comunicación, pero a menudo me cuesta escuchar algo interesante en los platós de televisión. Por suerte, de vez en cuando la tele deja de hacerse la tonta, reservando espacio para una cocina más elaborada. No, no me refiero a la de "MasterChef". Tampoco a "Pesadilla en la cocina", pero sí a un programa emitido en el mismo canal que este último.
Admito que Jordi Évole y su equipo pueden pecar en "Salvados" de mostrar un solo punto de vista a la hora de abordar la actualidad. Pero ver cómo balbucean algunos de los entrevistados cuando el antes conocido como "Follonero" les pone en aprietos no tiene precio. Repasando algunos episodios de la última temporada, me ha llamado la atención el dedicado a Evo Morales, presidente de Bolivia.
Tal como se espera de una entrevista, el personaje en que se centra va siendo definido a lo largo de ella. Sin pausa pero sin prisa, como cantaba Melendi, el testimonio de las personas que intervienen terminan de definir los rasgos de la personalidad del mandatario boliviano después de que las palabras del mismo los hayan ido esbozando. Ante su pueblo y el resto del mundo, Morales desea transmitir una imagen humilde, alejada de esos lujos y privilegios de los que tanto nos quejamos en lugares como España al acordarnos de nuestra clase política. Por eso insiste en que le llamen Evo o, como mucho, "Hermano Presidente". Nada de "excelentísimo". Y por eso también su original estilo a la hora de vestir las prendas con motivos indígenas que su sastre elabora con tanto cuidado y esmero, tal como explica en los primeros minutos del episodio. No obstante, entre toda esa modestia se puede apreciar algo de tozudez. En algunos de los comentarios que hace Evo durante la entrevista se nota que le cuesta encajar las críticas.
Hablar de Evo Morales en España es para muchos hablar de uno más entre todos esos dirigentes latinoamericanos que gobiernan a base de mano dura y populismo, como se repite también en algunos medios. "¿Populista? El populista es el presidente que está con su pueblo", aseveró Morales cuando Évole le preguntó por el tema. Pero dejando a un lado el debate del populismo que tan de moda está ahora en nuestro país, el estilo de Morales puede resultarnos llamativo y controvertido. Especialmente por una política económica basada en la nacionalización de servicios básicos como el agua o la electricidad y la explotación de recursos como el petróleo y el gas natural, principales fuentes de riqueza del país andino. ¿Razones para ello? Según Evo, evitar el abuso de las multinacionales e invertir los beneficios en la mejora de las condiciones de vida de la población, siguiendo el mismo argumento empleaba el embajador de Venezuela en España en la entrevista que concedió a Hablamos?
De esta manera, no queda ninguna duda de que Bolivia ha cambiado mucho bajo el mandato de Morales pero, ¿es verdad que Evo cumple? Puede que un breve análisis económico no nos permita alcanzar el tan codiciado tesoro de la verdad, pero al menos arrojará un poco de luz entre tanta oscuridad.
Comencemos por su Producto Interior Bruto, el valor de todos los bienes y servicios finales producidos en Bolivia durante un año. Podemos utilizar este indicador de varias maneras. Por un lado, como reflejo de su tamaño, la economía boliviana aparece situada como la 99ª más grande el mundo, lejos de vecinos como Chile (42º) o Ecuador (64º). Dividiendo el PIB entre la población total (10.671.200 personas) para saber cómo se repartiría esa producción por persona, obtenemos un renta per cápita de 2.159 euros en 2013. Incorporando algo de dinamismo a estos datos observamos que, efectivamente, los bolivianos son más ricos desde el inicio del mandato de Morales en 2006:
Como no podía ser de otra manera, los datos de crecimiento real del PIB también son positivos. Si bien apreciamos un resbalón en 2009 como consecuencia de la crisis mundial, la economía boliviana ha experimentado tasas de crecimiento interanuales muy altas. El gobierno apunta a su política social como responsable de esta rápida expansión, aunque los analistas destacan también la importancia que han tenido durante los últimos años los altos precios de las materias primas que exporta Bolivia:
No menos buenas son las cifras de paro y de deuda pública. Mientras en Europa estas palabras se están convirtiendo en tabú, en Bolivia no dejan de ser repetidas como éxitos del gobierno del Movimiento al Socialismo:
La inflación es el único de los indicadores macroeconómicos más populares que no ha marchado tan bien, como ocurre en otros países de América Latina. Aunque a partir de 2006 la tasa de inflación descendió bruscamente hasta entrar en terreno negativo, el excesivo crecimiento de los precios desde 2009 es uno de los peligros más importantes que amenazan con obstaculizar el avance del país altiplánico:
¿Y qué consecuencias ha tenido el desempeño de la economía sobre la calidad de vida? Sin separarnos aún del PIB, el porcentaje de este dedicado al gasto público ha aumentado. Concretamente en educación se ha pasado de dedicar el 6'3% del PIB al 6'9% en 2011, y en sanidad el cambio se ha dado del 3'7% de 2005 al 4'1% de 2012.
Acercándonos más hacia medidas más fieles de los niveles de vida, tomemos el Índice de Desarrollo Humano. Elaborado por Naciones Unidas a partir de datos referentes al estado de la sanidad, la educación y la riqueza de cada país y pudiendo tomar valores entre 0 (más bajo) y 1 (más alto), el IDH de Bolivia ha avanzado desde el 0'636 de 2005 hasta el 0'667, aunque su posición en el ranking de 187 países ha empeorado (del 108 al 113). Por otro lado, la desigualdad en el reparto de los ingresos entre la población, medida por el índice de Gini, que puede estar entre 0 (perfecta igualdad) y 1 (perfecta desigualdad), ha disminuido. En concreto, se observa un cambio entre el 0'585 de 2005 y el 0'466 de 2012.
La evolución de la esperanza de vida (de 64'7 años en 2005 a 66'9 en 2012), de la tasa de alfabetización entre adultos (de 90'7% en 2007 a 94'5% en 2012) y de la tasa de incidencia de la pobreza (de 60'6% en 2005 a 45% en 2011) apuntan en el mismo sentido. Además, la corrupción percibida en Bolivia ha disminuido, al tiempo que la competitividad del país ha crecido:
Después de este análisis, la conclusión es clara: Bolivia ha mejorado durante el gobierno de Morales. Pero, ¿qué le depara el futuro? La mejor palabra para responder sería incertidumbre. Es lo que se desprende de las previsiones de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, que en un reciente informe preveía en América Latina un crecimiento del 1'3% para este año. Este resultado calificado de "mediocre" por la organización dirigida por Christine Lagarde se debería a la ralentización de la economía mundial, la caída de los precios de las materias primas y la contracción de la inversión.
Centrándonos en Bolivia, los expertos aseguran que será necesario enfrentarse a varios retos que pueden comprometer el desarrollo del país. Uno de ellos es la diversificación. Actualmente el petróleo y el gas natural copan la mayor parte de sus exportaciones. La pésima situación de Argentina y la desaceleración de Brasil, sus principales clientes, así como los proyectos que están desarrollando para explotar ese tipo de recursos podría poner en peligro la posición dominante de Bolivia en el mercado regional. Este fenómeno junto con la debilidad de la minería y del sector manufacturero ponen sobre la mesa la necesidad de diversificar la economía boliviana.
El déficit también puede ser otro obstáculo importante. Tras ocho años de superávit, Bolivia cerró 2014 con un déficit del 3'4% como resultado de la magnitud de las inversiones públicas que el Estado lleva realizando durante años, siendo protagonistas en este apartado los subsidios a la producción de bienes y servicios como la energía eléctrica, el gas o la leche. Asimismo, queda un largo camino por recorrer en materia de infraestructuras, innovación y educación.
Así las cosas, parece claro que durante los próximos años Bolivia seguirá cambiando. ¿Seguirá cumpliendo Evo?
Centrándonos en Bolivia, los expertos aseguran que será necesario enfrentarse a varios retos que pueden comprometer el desarrollo del país. Uno de ellos es la diversificación. Actualmente el petróleo y el gas natural copan la mayor parte de sus exportaciones. La pésima situación de Argentina y la desaceleración de Brasil, sus principales clientes, así como los proyectos que están desarrollando para explotar ese tipo de recursos podría poner en peligro la posición dominante de Bolivia en el mercado regional. Este fenómeno junto con la debilidad de la minería y del sector manufacturero ponen sobre la mesa la necesidad de diversificar la economía boliviana.
El déficit también puede ser otro obstáculo importante. Tras ocho años de superávit, Bolivia cerró 2014 con un déficit del 3'4% como resultado de la magnitud de las inversiones públicas que el Estado lleva realizando durante años, siendo protagonistas en este apartado los subsidios a la producción de bienes y servicios como la energía eléctrica, el gas o la leche. Asimismo, queda un largo camino por recorrer en materia de infraestructuras, innovación y educación.
Así las cosas, parece claro que durante los próximos años Bolivia seguirá cambiando. ¿Seguirá cumpliendo Evo?