¿Qué son los Warrants?


Un warrant es un instrumento financiero que se suele confundir con las opciones, pero presenta unas diferencias notables. Al igual que las opciones, un warrant es un contrato mediante el cual el comprador adquiere el derecho a comprar (o vender) un activo financiero a un precio fijo llegada una fecha de vencimiento, mediante el pago de una comisión o prima. Como lo que se adquiere es un derecho y no una obligación, el comprador puede ejecutar o no su derecho a la compra (call) o venta (put) de las acciones. Por estas similitudes, muchas veces los warrants se consideran un tipo de opciones.

¿Cuáles son las diferencias entre warrants y opciones?

Los warrants son contratos entre el inversor y una institución o banco, mientras que las opciones son entre dos inversores. Por tanto, los warrants solo se pueden comprar. El emisor (por ejemplo, una empresa) sacará a la venta un warrant con las características que mejor se ajusten a sus necesidades de financiación (strike, vencimiento, etc.). Las opciones, por el contrario, son contratos más baratos y flexibles. 

Los warrants son únicamente de estilo europeo (ejecutables solo llegado el vencimiento y no durante la vida del instrumento), pero a diferencia de las opciones, pueden tener una duración de hasta dos años (a veces tres). Tanto warrants como opciones tienen horquillas (diferencia respecto al precio que ofrece el mercado) más elevadas que otros derivados, por mucho que en teoría la liquidez del mercado debiera reducir estas horquillas.

Como en los warrants no estamos negociando con otro inversor particular sino con instituciones (empresas, bancos...), estos competirán entre sí para conseguir la financiación, ofreciendo - teóricamente - mejores condiciones al comprador. Estas condiciones están abiertas al público general, no es un contrato individualizado (over the counter), por lo que la institución actúa como market maker: se compromete a satisfacer los precios que anuncia, garantizando la liquidez. Que el emisor sea market maker ¿es bueno o es malo? Generalmente será malo.

Los warrants son más líquidos que las opciones y esto es vital si nuestra estrategia es de corto plazo (y nuestro subyacente no es de por sí ya líquido), pero al ser el emisor quien pone las condiciones para vender su producto, no siempre se actúa con transparencia y el conflicto de intereses es evidente, así que el argumento de que como te lo vende una institución es más seguro es cuestionable. Utilizar warrants para estrategias de medio y largo plazo no es eficiente: por el mismo precio puedes comprar más opciones que warrants, y el emisor del warrant lo que hace es comprar opciones y revenderlas. Si a eso le sumamos la manipulación del mercado que suelen cometer los emisores de warrants, está claro que debemos limitar el uso de los warrants a especulación a corto plazo. Es uno de los productos más difíciles con los que obtener rentabilidades, y sobre todo lo utilizan hedge funds.

Sobra decir que siempre hay que analizar a título personal la situación de la empresa en la que estamos invirtiendo, teniendo en cuenta la situación de su negocio principal y el estado de las cuentas anuales, y decidir si ejecutamos nuestro derecho de compra o no en función de datos.

Entonces, si estamos financiando a una empresa con nuestra inversión y estamos sujetos a una fecha de vencimiento, ¿qué diferencia hay entre un warrant y un bono corporativo de cupón cero? Recordemos que el warrant es un instrumento intermedio: ciertamente no recibiremos cupón durante la vida del warrant ni obtendremos una rentabilidad hasta el vencimiento, pero es fundamental entender que no estamos financiando a la empresa de forma directa. Lo que estamos comprando es un tipo especial de opción, el derecho a comprar las acciones de la empresa a un precio acordado llegada la fecha de vencimiento (que podremos ejecutar o no dependiendo de la cotización en ese momento). En un bono corporativo estamos comprando deuda directamente de nuestro emisor, y la rentabilidad dependerá de si paga lo acordado o no (default), y no de la cotización del bono en el mercado.

Ambos productos se pueden intercambiar en el mercado secundario antes de que llegue el vencimiento, que es el caso más frecuente, pero el bono es un activo en sí (una security de la que podemos obtener rentabilidad simplemente esperando al vencimiento sin hacer ninguna otra operación), mientras que la opción es una posibilidad de obtener condiciones diferentes a las que ofrece el mercado, por lo que su rentabilidad está vinculada a la cotización del activo subyacente.