Autor: Manuel V. Montesinos
Pienso que modificando el capitalismo, sabiamente, puede volverse probablemente más eficiente para alcanzar los fines económicos que todos los sistemas alternativos hasta el momento, pero este sistema es, en muchos aspectos, extremadamente criticable.
John Maynard Keynes
Una vez
que tenemos claro
qué es la
Economía y cómo
se aplica a
esta disciplina el
método científico para
la elaboración de
las leyes y
teorías que la
conforman, debemos ocuparnos
del capitalismo. ¿Por
qué? La razón es muy
sencilla: la economía mundial
que pretendemos conocer
es capitalista. Desigualdad,
asimetría, excesos de
producción en algunos
países, escasez en
otros… Basta con
percatarnos de la
existencia de rasgos
como éstos para confirmar el
carácter capitalista de la economía
mundial.
El primer
paso para alcanzar
la meta que
nos hemos propuesto
es definir el
capitalismo como sistema
económico. A pesar
de la complejidad
que entraña la
explicación del concepto
sistema económico, podemos
quedarnos con la
definición de Palazuelos,
según el cual un
sistema económico es el
modo de organizar
la actividad y
las relaciones económicas
entre los miembros
de la sociedad
con el fin
de obtener un
determinado nivel de
producción, bien para
garantizar la mera supervivencia
de la sociedad,
bien para lograr
su reproducción ampliada
mediante la paulatina
ampliación de sus
capacidades productivas (crecimiento).
Cada sistema
económico está conformado
por tres dimensiones
principales:
- Relación entre las capacidades productivas y las relaciones sociales que se establecen entre los colectivos humanos para llevar a cabo las actividades productivas.
- Carácter y modalidades del proceso económico en su conjunto (producción, circulación, consumo).
- Relación entre el modo de generar el excedente económico y su distribución entre los colectivos y grupos sociales.
Dicho esto,
nos percatamos de que el
capitalismo responde a la definición
de sistema económico
que hemos dado.
Además, a lo
largo del tiempo
ha ido cambiando
y, con él,
sus rasgos. Así,
no es igual
el capitalismo manchesteriano que
el de Reino
Unido en los
años 50 y
60, y nada
tienen que ver
éstos con el
capitalismo actual. Asimismo,
cada una de
las economías capitalistas
de distintas partes
del mundo presentan
singularidades.
Sin embargo,
es posible distinguir
una serie de
rasgos que han
caracterizado al capitalismo
desde sus orígenes,
dando lugar a
la configuración de
la economía mundial
que hoy pretendemos
conocer:
1.-Relaciones de
producción capitalistas
Desde sus
orígenes, situados en el siglo
XVIII, cuando la
actividad manufacturera industrial
dio lugar a
un incremento sin
parangón histórico del
potencial productivo, se han venido
dando en el
seno del capitalismo
unas relaciones sociales
de producción caracterizadas por
dos aspectos principales:
la
propiedad privada
de los medios
de producción y
la existencia del
trabajo asalariado.
En primer
lugar, la propiedad
de los equipos,
instalaciones, fábricas, maquinaria
y demás medios
de producción es
privada, pertenece a los capitalistas, los
empresarios. Estos utilizan
estos medios para
llevar a cabo
actividades de producción
e intercambio en
el mercado, con
las que tratan
de obtener un
beneficio que les
permitirá enriquecerse y
reinvertir una parte
de él en
el proceso productivo.
Para llevar
a cabo estas
actividades, el capitalista
necesita fuerza de trabajo.
Con tal de
obtenerla acude al
mercado de trabajo,
donde las personas
que buscan un
empleo ofrecen su fuerza
de trabajo a
cambio de un salario, que
actúa como precio
en este mercado
(aunque a diferencia
de otros precios
en otros mercados,
el salario está
sometido a rigideces
que lo mantienen
estable a corto
plazo).
Así se
configuran unas relaciones
de producción que
tienen su origen
en el Neolítico, momento
de la historia
en que surge
el excedente, y que han
dado lugar a
la mercantilización de las
relaciones sociales.
2.-Actividades económicas
de carácter mercantil
En el
capitalismo, el proceso
económico tiene un
carácter mercantil en
todos sus ámbitos.
En el marco
de la economía de
mercado, todas las
relaciones de producción
y decisiones económicas
que se toman
son mercantiles. Esto
implica:
- Se producen mercancías, es decir, productos orientados al mercado. Así, no se producen valores de uso (utilidad de una mercancía), sino valores de cambio (valor que la mercancía tiene en el mercado) para obtener el máximo beneficio privado (destinado al empresario y a los accionistas de la empresa). Por supuesto, lo que no se vende no se produce.
- Las actividades de intercambio y financiación también se rigen por la búsqueda de beneficios privados.
- El consumo solo es posible si se dispone de capacidad de compra para participar en el mercado. El capitalismo desarrolla los instrumentos necesarios para ello (tarjetas de crédito, préstamos…).
- El mercado se convierte en el mecanismo ocupado de la asignación de recursos y la fijación de precios. Regido por los criterios mercantiles antes descritos, alcanza su máxima expresión en el capitalismo.
3.-Crecimiento económico
a partir de
la acumulación del
capital
La consecución
de un excedente o beneficio es
el objetivo principal
del capitalismo. Sin
él, ni las
empresas ni las
economías capitalistas en
su conjunto pueden
crecer y gracias
a él estas
economías han experimentado
desde la Revolución
Industrial un crecimiento
sin igual. Más
aún, podríamos decir
que la obtención
de beneficios es una condición
necesaria para la
supervivencia del sistema.
Ello se debe a la
naturaleza de la
competencia en el
sistema capitalista. En
el mercado, la
empresa debe elegir
entre competir vía
precios o vía
diferenciación, y en
ambos casos la
reinversión de beneficios
es necesaria para
conseguir innovaciones que
nos permitan minimizar
costes o producir
algo único.
El excedente
se genera a
través del incremento
de valor del
capital previamente invertido
para generar un
proceso productivo. Ese
excedente económico será
cada vez mayor
cuanto más reutilizado
sea para nuevas
actividades productivas, más
potentes y eficientes,
es decir, cuanto
mayor sea la acumulación
de capital (formación
de nuevo capital
o inversión neta)
en el conjunto
de la sociedad.
La utilización del
excedente estará controlada
por los propietarios
de los medios
de producción. Por
otro lado, el
excedente, una vez
obtenido, se distribuirá
entre todas las
fracciones de capital
(bancario, comercial, inmobiliario…) en
los procesos de competencia
entre capitales, es
decir, entre empresas
del mismo sector
y entre empresas
de distintos sectores
por hacerse con
una mayor cuota
de mercado y
con un mayor
beneficio. También se
distribuirá en función
de la dinámica
laboral y social,
con otros participantes
en el proceso
de producción. Aun
así, el capitalismo
tiende a la
distribución asimétrica de
la renta y,
al mismo tiempo,
esta obedece también
a las normas
establecidas por las
instituciones del Estado
del Bienestar.
No obstante,
a menudo la
acumulación del capital
se encuentra con
obstáculos. ¿Cómo los
supera? A ello
dedicaremos el siguiente
capítulo.
CONTINUARÁ...
BIBLIOGRAFÍA
- Explicaciones del profesor Juan Manuel Ramírez Cendrero (Universidad Complutense de Madrid).