Autor: Manuel V. Montesinos
Después de
comprender los principales
rasgos que caracterizan
la Economía Mundial,
conviene hacer un
breve repaso de
su historia. Para
ser más exactos,
su formación comienza
con la Revolución Industrial y
se culmina después
de la II Guerra
Mundial, pasando a
evolucionar con mayor
rapidez desde entonces.
Dicho de
otro modo, la
constitución de la
Economía Mundial es
consecuencia de la expansión
mundial del capitalismo. A
partir de la
primera industrialización, una vez
constituidos los mercados
nacionales o internos
del capitalismo (occidental
y, desde 1890,
también japonés), el
capitalismo empieza a
expandirse de dos
maneras:
- Internamente: profundizando la acumulación de capital.
- Externamente: a través de la internacionalización, dando lugar a la formación de la Economía Mundial.
Este proceso
de expansión externa o
internacionalización ha generado
una dicotomía entre
los centros y
la periferia. En
los centros (países “rico-industriales” para Nikolái
Bujarin, el primero
que habló de
centro y periferia)
se situó el
origen de la
expansión capitalista, una
expansión que tendrá
como destino los territorios
periféricos (países “pobres-agrario-mineros” para
Bujarin). El efecto
de esta expansión
ha sido una
deriva creciente entre
los países occidentales
(base de la
revolución económica y
muy avanzados en
tecnología, sobre todo
bélica) y el
resto, primero lentamente
y luego con
creciente rapidez.
Pasamos a
explicar las tres
etapas que podemos
distinguir en la
formación de la
Economía Mundial:
- Expansión comercial.
- Expansión financiera.
- Expansión productiva.
1.-EXPANSIÓN COMERCIAL
(DESDE ½ DEL
SIGLO XVIII)
Si bien
es cierto que
la expansión comercial
del capitalismo tiene
su auge durante
todo el siglo
XIX, con el
colonialismo, ya desde
mediados del siglo
anterior se estaba
produciendo. Nos encontramos
en la época
de la formación
de los imperios coloniales británico,
francés, holandés y belga, con
permanentes rivalidades entre
ellos, y de
la creación de
los Estados Unidos
de América.
En este
contexto, Inglaterra tenía un
papel protagonista por
varias razones:
- Era la potencia mercante que dominaba los mares tras las guerras napoleónicas y gracias a unas Leyes de Navegación favorables, con las que obligaba a ordenar todo el comercio de colonias a través de puertos ingleses y prohibía el comercio de las colonias con barcos extranjeros.
- Era el “taller del mundo”, capaz de inundar todos los mercados con sus productos.
- Poseía el monopolio del transporte marítimo, seguros y banca a escala mundial.
La expansión
comercial de la que hablamos
tuvo su origen
en los centros, es
decir, los países
desarrollados que primero
se industrializaron y
experimentaron un desarrollo
capitalista acelerado. En
la época que
estamos describiendo, la
acumulación capitalista en
estos países encontraba
dificultades:
- Necesidad de nuevos mercados para ampliar las escalas de producción de la actividad manufacturera.
- Necesidad de alimentos (azúcar, té, café, cacao, arroz, trigo, carne) para reducir el valor de la fuerza de trabajo en los centros y para abastecer el mercado .
- Necesidad de fuerza de trabajo servil (esclava) en zonas coloniales.
- Necesidad de materias primas para la producción manufacturera (algodón, lana, aceites vegetales, madera, metales preciosos, índigo -añil-, melaza -pasta dulce que sale de la caña o la remolacha, como la miel,- seda cruda).
Los resultados
para los países periféricos fueron:
- Los territorios periféricos empezaron a convertirse en ampliaciones distorsionadas, funcionales y dependientes de los centros.
- Se va creando un perfil productivo extravertido y dual: se desarrolla la agricultura de exportación con altos rendimientos (regadío) mientras se mantiene la agricultura de subsistencia.
- Eliminación de la tradición artesanal manufacturera en lugares como la India y algunas partes de América Latina por dos vías:
o
Tal como
recoge Palazuelos y otros,
la irrupción en
los mercados de
las economías periféricas
de las manufacturas
de los centros,
forzando a los
empleados del sector
artesano local a
pasar al sector
agrícola y al
sector servicios, ambos
muy poco productivos.
La oferta de
trabajo aumentó y
los salarios bajaron,
restando capacidad de
compra a la
población de estos
países y configurando
así un mercado
interno reducido y
una economía con
pocos estímulos a
la industrialización interna.
o
Cambios en
los patrones de
consumo de las
élites locales, que
adoptaron formas europeas
(ropa, armas, bebidas)
y desperdiciaban en el
consumo de bienes
de lujo las
rentas generadas en
sus explotaciones. Se
trataba de una
burguesía rentista, no
desarrollista, que mantenía
este modelo productivo
y de acumulación
en los países
periféricos.
Es así
como poco a
poco fue configurándose la primera
división internacional del
trabajo, en la
que los centros
se encargaban de
la producción y
exportación de manufacturas
(especialización autónoma) y
la periferia de
la producción y
exportación de materias
primas (especialización inducida).
Se trataba de una
especialización complementaria, de
intercambios comerciales entre
centro y periferia,
viéndose esta última
desfavorecida debido al deterioro
de la relación
real de intercambio (las
manufacturas que compraban
a los centros
se fueron encareciendo,
y las materias
primas y productos
agrarios que vendían,
abaratándose).
CONTINUARÁ…
BIBLIOGRAFÍA
- PALAZUELOS, E. et al (1990): “Estructura económica capitalista internacional”. Akal, Madrid.
- Clases de Economía Mundial del Prof. Dr. Juan Manuel Ramírez Cendrero (Universidad Complutense de Madrid).